noviembre 25, 2024

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Elena Poniatowska gana la medalla más importante de México y todos hablan de López Obrador

La periodista y escritora Elena Poniatowska recibe este miércoles la medalla Belisario Domínguez, que entrega el Senado mexicano y que en el pasado fue otorgada a personalidades como el novelista Carlos Fuentes, el político de izquierda Cuauhtémoc Cárdenas o la bióloga Julia Carabias. Es la medalla más importante que un ciudadano mexicano puede recibir y, en este caso, los legisladores han aprobado por unanimidad el reconocimiento. El acto, sin embargo, estará marcado por una decisión que el presidente Andrés Manuel López Obrador comunicó la semana pasada: dijo que no asistiría para “cuidar la investidura presidencial” de las “agresiones” de la oposición, a pesar del apoyo de la escritora a su Gobierno. Ha dado igual que el mandatario tampoco haya comparecido en las dos últimas ceremonias, y por los mismos motivos que explicó esta vez. En la previa del premio solo se habla de López Obrador, una nueva muestra de la fuerte polarización del país.

El pleno del Senado aprobó la semana pasada por unanimidad entregar el reconocimiento a Poniatowska. “Es un referente de compromiso social, espíritu cívico, de servicio a la patria y, sobre todo, de libertad”, dijo Sasil de León Villard, presidenta de la Comisión Belisario Domínguez y senadora por Morena, el partido del presidente. El voto favorable estuvo respaldado por legisladores de todos los grupos parlamentarios: el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido de Acción Nacional (PAN), el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Movimiento Ciudadanos, el Partido del Trabajo, el Grupo Plural…

La figura de Poniatowska, que es autora de la crónica más famosa sobre la matanza de estudiantes de 1968, La noche de Tlatelolco, consiguió ponerlos de acuerdo sin fisuras. Pero el presidente temió que el acto diera a la oposición un espacio para atacar. “Ya no voy a esos actos porque hay muchas agresiones. Están muy enojados nuestros adversarios, entonces montan espectáculos y tengo que cuidar la investidura presidencial. Porque para tener fama pueden faltarme al respeto, humillarme…”, dijo el jueves en la conferencia matutina de su Gobierno.

Las críticas llegaron enseguida tras el anuncio. La senadora Lilly Téllez, del PAN, exigió al presidente su presencia: “Que dé la cara, que tenga pantalones y venga al Senado de la República si es demócrata”. El coordinador de senadores del PAN, Julen Rementería, consideró que la ausencia del presidente era “un desaire”. “No se explica que el presidente no venga a hacer presencia en un acto protocolario tan importante”, dijo. Dante Delgado, de Movimiento Ciudadano, opinó que “es una falta de respeto” al Senado y “a una mujer excepcional”.

Asista o no López Obrador, Poniatowska entrará en una lista selecta de mexicanos que han sido reconocidos por su trabajo en las artes, las humanidades, la política o los negocios. Desde que fue instaurada la distinción, hace casi un siglo, solo nueve mujeres lo han recibido. La medalla se entrega desde 1954 en honor al senador Belisario Domínguez, nacido en el Estado de Chiapas hace 160 años. Domínguez fue un abierto opositor al dictador Victoriano Huerta y fue asesinado por su activismo en 1913. Tanto Poniatowska como López Obrador han expresado su admiración por él. “Entregarle la medalla de un hombre así a una mujer consecuente como Elenita Poniatowska es todo un acontecimiento, ¿no? Porque se las han entregado a gentes que no las merecían”, dijo el presidente.

López Obrador ha participado en dos de las cuatro entregas que ha hecho el Senado desde 2018, cuando el mandatario asumió el poder. En estos años, el reconocimiento ha sido para Carlos Payán, fundador del periódico La Jornada; para la activista Rosario Ibarra, que rechazó la medalla hasta que hubiera avances en el caso de su hijo, víctima de desaparición forzada; para el personal de salud que trabajó durante la pandemia de covid-19 y para la senadora Ifigenia Martínez y el médico Manuel Velasco Suárez –este último de forma póstuma–. El presidente solo asistió a las primeras dos y después se ausentó con la misma excusa que ha esgrimido en esta ocasión.

“Pero sí me da mucho gusto que se haya entregado la medalla Belisario Domínguez a Elenita. Elenita es excepcional”, dijo el presidente. Poniatowska, que en mayo cumplirá 91 años, es parte del grupo de intelectuales que apoyó a López Obrador en su llegada al Palacio Nacional. En estos años, la escritora ha sido recibida por el presidente en la sede de su Gobierno y también ha participado en las mañaneras. En la lista también están el historiador Lorenzo Meyer, los columnistas de La Jornada Enrique Galván y Pedro Miguel, el productor Epigmenio Ibarra, el director de cine Luis Mandoki, el actor Damián Alcázar, entre otras figuras que el mismo mandatario ha enumerado algunas veces.

Poniatowska es, para López Obrador, una intelectual “de mucho respeto”. Empezó a trabajar como reportera en el periódico Excélsior en 1953 cuando tenía 21 años y, con el tiempo, se ha convertido en testigo y protagonista de la vida cultural, política e intelectual de México. Su apoyo a López Obrador no ha estado exento de críticas. “Es grave dividir a los mexicanos, cosa que ha estado sucediendo. No estoy nada de acuerdo con la palabra fifí. Deberíamos decírselo a López Obrador. Porque además es muy simplista”, expresó, por ejemplo, en el programa radial de la periodista Carmen Aristegui.

Después de que el presidente anunciara que no asistiría al Senado, Poniatowska mostró su desilusión. “Me entristece porque yo sí estuve con él caminando durante muchos días, hablé en muchos de sus mítines… Es una decisión que él toma y yo la respeto. Él me llamó por teléfono y le dije que estaba muy bien lo que él había decidido. Bueno, no que estaba muy bien, pero pues que era su decisión”, contó en Imagen TV. En la mañanera, López Obrador había dejado la puerta entreabierta a la posibilidad de asistir –respondió “no creo” a la pregunta de un periodista sobre su asistencia–. Cualquiera sea el desenlace, si se ausenta o si decide dar una sorpresa de última hora, ya ocupa un lugar en el acto.