Continúa la llegada de peregrinos a la Basílica de Guadalupe
A unas horas de que suenen las tradicionales mañanitas a la Virgen de Guadalupe, las carreteras que conectan Puebla con la Ciudad de México se han convertido en un río humano que avanza entre cansancio, esperanza y devoción. Los peregrinos poblanos emprendieron desde días previos su caminata anual hacia el Tepeyac, pero este 11 de diciembre la movilización creció con fuerza: es el último tramo antes de la celebración central de mañana.
En la autopista México-Puebla, los contingentes se distinguen a la distancia por las antorchas, los estandartes y las imágenes de la Virgen que cargan con orgullo. Algunos avanzan en silencio, otros entonan plegarias, y muchos más comparten comida, agua o un gesto solidario con quien se ha quedado atrás. Las vialidades de Los Reyes–Zacatepec y los accesos a la capital se han visto parcialmente reducidos para dar paso a los caminantes, un fenómeno que cada año transforma el ritmo de la región.
La fe, sin embargo, no ha borrado los riesgos del trayecto. Autoridades federales confirmaron recientemente un accidente en la autopista México-Puebla, donde un peregrino perdió la vida y otro resultó herido tras ser atropellados mientras participaban en el recorrido. El responsable huyó, según los reportes. Este hecho ha reforzado los llamados de la Guardia Nacional y cuerpos de emergencia a extremar precauciones tanto para automovilistas como para quienes avanzan a pie o en bicicleta.
Aun así, los peregrinos no se detienen. Desde Puebla capital, Cholula, Atlixco, Tecamachalco, Tepeaca y otras regiones, familias completas han salido con cobijas, mochilas y flores para entregarlas esta misma noche en la Basílica, donde millones se reunirán para cantarle a la Morenita. En redes sociales, videos muestran a grupos poblanos cruzando avenidas entre aplausos de vecinos y comerciantes que les ofrecen café, pan y fruta para seguir el camino.
La llegada a la Ciudad de México ya comenzó desde la mañana, pero será esta noche cuando los accesos al Tepeyac queden saturados. Las autoridades capitalinas han implementado un operativo especial para recibir a los fieles, que año con año suman millones. La expectativa es que esta noche y mañana se alcance el punto más alto de afluencia, repitiendo lo ocurrido en años recientes.
La peregrinación a la Basílica de Guadalupe es uno de los movimientos de fe más grandes del continente. Para los poblanos que hoy caminan, no se trata solo de llegar: es cumplir una promesa, agradecer un favor, pedir por la salud, la familia o el trabajo. Es también un ritual que ha sobrevivido generaciones y que cada 11 y 12 de diciembre vuelve a unir a comunidades enteras en un mismo destino.
Mientras el reloj avanza hacia la medianoche, los peregrinos poblanos siguen su ruta. Con cansancio en las piernas, pero con la convicción intacta, apuran el paso para llegar a tiempo al canto de “Las Mañanitas”, donde la fe, la música y el fervor se mezclarán una vez más a los pies de la Virgen de Guadalupe.