Banco Mundial ajusta previsión de economía mexicana de 2.1% a 1.7% para 2022
El Banco Mundial recortó de 2.1 a 1.7 por ciento su pronóstico de crecimiento para la economía mexicana en este 2022.
En su informe actualizado de Perspectivas Económicas Globales. Junio 2022, publicado este martes, la institución financiera dio dicho pronóstico en medio de las tensiones en Europa, la pandemia de COVID-19, así como los altos niveles de inflación.
Se espera que la economía de México se expanda 1.7 por ciento este año y 1.9 por ciento el próximo, a medida que la política monetaria, la alta inflación, la incertidumbre política y la desaceleración de Estados Unidos pasa factura”, se puede leer en el documento.
Para el 2023, el Banco Mundial también recordó su expectativa para la economía mexicana al pasar de 2.1 a 1.9 por ciento.
Dicha institución mantuvo prácticamente inalterada su previsión de crecimiento económico para Latinoamérica y el Caribe este año en el 2.5 por ciento, pero alertó ante los peligros que supone un escenario de elevada inflación y ralentización de la actividad económica, con riesgo real de estanflación.
El Banco Mundial bajó únicamente en una décima el porcentaje de crecimiento previsto para la región (del 2.6 por ciento proyectado en enero al 2.5 por ciento actual).
Sí redujo significativamente, sin embargo, la previsión para el próximo año, 2023, que en enero había situado en el 2.7 por ciento y ahora ha rebajado hasta únicamente el 1.9 por ciento.
El principal riesgo que el Banco Mundial señaló para Latinoamérica y el Caribe fue un posible impacto en las exportaciones y de la inversión a causa de la caída del crecimiento en el resto del mundo, especialmente en países como China (principal destino comercial de los productos suramericanos) y Estados Unidos (con estrechos vínculos con las economías mexicana y centroamericanas).
Una caída de las exportaciones, unida a la debilidad de la demanda interna, podría llevar a algunas de las grandes economías de la región a la recesión, según el informe.
La guerra en Ucrania es otra de las principales amenazas para las economías latinoamericanas, dada su dependencia de los fertilizantes rusos y bielorrusos para el campo, por lo que una hipotética situación de escasez de fertilizantes empeoraría las cosechas, aumentaría el precio de los alimentos y dispararía la pobreza.
Este escenario, según la entidad financiera, desataría previsiblemente protestas, lo que a su vez reduciría las inversiones y podría llevar a los Gobiernos de la región a adoptar medidas consideradas negativas para el crecimiento como controles de precios o restricciones a la exportación.